lunes, 12 de noviembre de 2012

En un Bar, cuando ha cerrado UIIIISSSS

Hola a todos.
Mi pareja se ha quedado un bar en una urbanización y ayer noche me quedé hasta que cerró; limpiamos las mesas, recogimos las sillas, limpiamos y... se sentó encima de una mesa, separó sus piernas y me dijo ven con el dedo.
- ¿Qué te parece la altura de esta mesa? Yo creo que está muy bien.
Fui hacia ella, me puse enfrente, me abrazó con sus piernas y me besó.

- Es cierto, la altura de la mesa es muy cómoda, queda a una altura muy buena.
Su chocho, mi polla, quedaban enfrentados, y claro uno no es de piedra, y con el roce, el calor de la noche, sus labios con los míos.
Baje mis labios por su barbilla, su cuello, su escote negro, metí mis manos por debajo de su camiseta, toqué sus pechos, roce sus pezones, levanté la camiseta y empecé a comerle los pechos.
Primero uno, luego el otro.
Ella se echó un poco hacia atrás apoyando las manos sobre la mesa. Baje mi boca por su piel hasta su ombligo y le dí un pellizco con mis labios mientras le iba desabrochando el pantalón.

Ella respiraba denotando cierta ansiedad y ganas de tener sexo salvaje.
Se puso de pie, se quitó los pantalones y se volvió a sentar en la mesa. Al estar fría cubrió la parte que tenía contacto con su piel con un tapete verde de jugar a las cartas que estaba en la misma mesa. Me bajé los pantalones, cogí sus piernas por debajo de las rodillas y metí toda mi polla dura en su vagina emitiendo ella un ligero gemido de placer que conforme iba empujando con más ritmo ella iba acelerando sus gemidos y su respiración. Se echó hacia atrás, puse sus piernas sobre mis hombros y empecé a comerle el conejo, a pasear mi lengua por su clítoris, a pellizcar sus labios con los míos, metí uno de mis dedos mientras paseaba mi lengua por su clítoris. Primero metí el dedo corazón de mi mano izquierda, después el anular y los giraba en su interior buscando alguna protuberancia en sus paredes húmedas resbalando en su flujo.
Ella gemía subiendo de intensidad por momentos y se le escapaba algún pequeño grito.
Le estaba gustando y mucho, y me dijo:
- Métemela, rápido.

La metí toda empujando con fuerza hasta que chocaba mi pelvis con sus piernas. Lo hacía a un ritmo rápido y aún así aumenté la velocidad y ella gritando sobre la mesa y las voces rebotando en las paredes de la sala vacía, las patas de la mesa arrastrando sobre el suelo. Ella se dio la vuelta y me dio la espalda apoyando su cuerpo sobre el tapete verde. La cogí de la cintura, introduje mi pene y empecé hacia adelante y hacia atrás a buen ritmo, luego para cambiar un poco la posición empecé a empujar pero haciendo fuerza un poco de lado para rozar con más fuerza en un de sus pareces, luego hacia el lado contrario y así estuve un buen rato.
Ella gemía, soltaba algún grito de placer y yo caliente caliente empezaba a provocarme el primer orgasmo recorriendome la espalda, me bajaba por las piernas y notaba una sensación de electricidad por detrás de mis rodillas. Así tuve uno, dos, tres orgasmos. La verdad es que no se cuantos porque no se me ocurre contarlos, sólo se cuantos son cuando son pocos, pero no creo que tenga importancia el número. Es algo que no se puede describir, creo que hay que vivirlo y cada uno lo sentirá de una forma distinta.

Bueno, esto es lo que publico hoy y os deseo felices polvos y orgasmos a todos.
Hasta luego.

sábado, 3 de noviembre de 2012


Aventuras y desventuras en las primeras citas.

Esto me sucedió en la segunda cita con mi pareja.
Ella vive en una urbanización y la acompañé hasta su casa. Era ya de noche y dejé el coche aparcado a unos 50 metros de su portal. Fuimos andando hasta su puerta en una calle sin salida que no tenía luz. Empezamos a hablar de cosas picantes, nos besamos, o mejor dicho me besó con ímpetu y me dijo “¿No me vas a meter mano?” Yo estaba un poco aturdido por la situación; en la puerta de su casa, vecinos, un perro que ladraba, entrada a los garajes… Me empezó a meter mano, me desabrochó el pantalón y me cogió lo que entonces llamaría cacahuete, que fue creciendo por momentos y se puso duro.
Ante mi falta de reacción ella me animaba
    - ¿Pero no me vas a meter mano? Estoy muy caliente.
Empecé a reaccionar y a ponerme en situación perdiendo un poco el miedo a ser pillados in fraganti, ella me desabrochó del todo el pantalón, lo dejó caer hasta mis tobillos y me dio la espalda, se bajó la falda inclinándose hacia delante hasta cogerse los tobillos con las manos y yo le dije:
     - ¿Pero aquí? ¡Qué estamos en la calle!
-          ¡Esto no es la calle, estamos en el campo!
-          Pero puede salir tu padre.
-          Mi padre está viendo una película y no va a salir  ¡No seas tonto!

Se inclinó hacia delante cogiéndose las pantorrillas y se la metí toda empujando adelante y atrás. Ella jadeaba, yo jadeaba, el perro ladrando en el silencio de la noche y yo apurado por la situación mirando hacia todos lados, por si acaso nos pillaban.
-          ¡Relájate! Si no estás tranquilo no hay nada que hacer – me decía ella.
      Si es que me pasan unas cosas que…
Me incliné un poco y le acariciaba sus pechos, y sus pezones, erectos. Iba perdiendo la vergüenza, o quizá no me acordaba de ella.
Se dio la vuelta, se arrodilló y empezó a chupármela llevándome más lejos de lo que había imaginado dada la situación, hasta que decidimos terminar
-          TONTÍN ¿ves como no ha pasado nada? Te ha gustado eh... Pues otro día repetimos JA JA JA JA…
Y yo sin saber muy bien si me habían pillado o no.

Así pasó más o menos allí en la calle. Ji ji...